Crónica del concierto de Santana en el Palau Sant Jordi de Barcelona (26/07/2025)

Por la tarde-noche del pasado sábado 26 de julio, Barcelona vibró con el inconfundible sonido de Santana. El Palau Sant Jordi se convirtió en un auténtico templo de la música donde, durante más de dos horas, el mítico guitarrista Carlos Santana y su banda ofrecieron un espectáculo lleno de ritmo, pasión y virtuosismo. Desde la primera fila del público—donde estuvimos presentes y lo disfrutamos de primera mano—pudimos constatar cómo la magia de Santana en su gira sigue absolutamente vigente.
Carlos Santana regresó a la ciudad tras dos décadas de ausencia, iniciando la etapa española de su Oneness Tour y celebrando el 25 aniversario de su mítico álbum Supernatural ante cerca de 12.000 personas
vivimos un reencuentro cargado de mística, ritmo y leyenda: difícil no rendirse ante el magnetismo de un artista que convirtió la nostalgia colectiva en pura energía.
Desde los primeros compases, Santana dio rienda suelta a la memoria del Woodstock, arrancando con “Soul Sacrifice” y desatando la percusión hipnótica que forjó su leyenda. Con su inseparable sombrero, mascando chicle y la guitarra elegantemente empuñada, el músico mexicano fusionó blues, rock y sonidos afrolatinos, conduciendo al público por décadas de historia musical





La escenografía —más austera que espectacular— cedió todo el protagonismo a la música y a un equipo de instrumentistas en estado de gracia, donde brillaron los percusionistas Paoli Mejías y Karl Perazzo, el bajista Benny Rietveld y la poderosa batería de Cindy Blackman, pareja de Santana que se lució con un impactante solo durante los bises, mientras en las pantallas se proyectaban volcanes en erupción











El repertorio equilibró clásicos imperecederos como “Black Magic Woman”, “Oye Cómo Va” y “Samba Pa Ti”, con la energía comercial de “Maria Maria”, “Smooth” y “Corazón Espinado”, himnos coreados por el público, muchos de pie y con los móviles en alto iluminando el estadio durante “Put Your Lights On”. Mención especial merecen los vocalistas Ray Greene —maestro del soul y el trombón— y Andy Vargas, que capturaron el espíritu dual latino y anglosajón de la banda, además del discreto Tommy Anthony, quien tomó el micrófono para un tema y recordó la importancia del conjunto sobre el lucimiento individual








Entre los momentos más humanos y cercanos, Santana se dirigió a la audiencia con mensajes llenos de espiritualidad y un llamado a la armonía en el mundo, remarcando la importancia de la música como puente para la paz. Una anécdota recurrente fue verlo mascar chicle (“su particular ritual en escena”) y ceder espacios a sus músicos para solos extensos, demostrando generosidad y una humildad poco común en grandes leyendas del rock









Estar en la platea aquella noche fue mucho más que asistir a un concierto: fue formar parte de la historia viva de la música popular, vibrando con cada solo y celebrando, junto a generaciones diversas, la vigencia de un sonido icónico. Disfrutamos intensamente—como tantos otros miles en el Sant Jordi—de una fiesta celebratoria, eléctrica y emotiva, marcada por la sabiduría de un maestro que sigue siendo, hoy y siempre, un faro para la guitarra y para la música universal










Queremos dar las gracias de corazón a Carlos Santana y a todo su equipo por regalarnos una noche tan mágica en el Palau Sant Jordi. Fue un verdadero privilegio poder disfrutar en primera persona de su música, su energía y su arte. Gracias por la emoción, la inspiración y por hacer que todos los presentes formáramos parte de una experiencia inolvidable. ¡Esperamos volver a vivir momentos así muy pronto!
Deja una respuesta